Tratar de determinar
que es exactamente el Ego y como nos afecta e influye en nuestro día
a día es una discusión eterna en si misma. Nuestra personalidad, compuesta
por multiples facetas y subcaracteres, es una compleja malla de sensaciones,
pensamientos, comportamientos, miedos y todo tipo de emociones.
Cada uno de nosotros,
en todos y cada uno de los momentos de nuestra vida, nos vemos obligados
a sacar una parte que nos sirva para “gestionar” o manejar aquella
situación en la que nos encontramos.
Sea nuestro “yo”
valiente, nuestro “yo” sabio, nuestro “yo” consejero, a veces no no
damos cuenta de esos subcaracteres que predominan con fuerza en nosotros
y que afloran segun las circustancias.
Todas esas vocecitas
internas y diferentes que escuchamos en nuestra cabeza se pueden denominar
“los arquetipos del ego”, en referencia
al trabajo que realizo Jung con los arquetipos de la humanidad, definiendo
varios roles “universales”.
Cada voz interior,
cada subpersonalidad, nos aleja y nos mantiene apartados de sentirnos
centrados, estables y alerta en la vida, de ser simplemente la esencia
de lo que somos.
Este ejercicio
y las revelaciones que puedan producirte han de servir para observarnos
a nosotros mismos y darnos cuenta como influencian y dirigen nuestras
vidas.
¿Es tu “yo”
miedoso tu principal respuesta a los avatares de la vida?
¿Te controla
este sub-ego o lo controlas tu?
Somos
muchas personalidades a la vez, tenemos muchas mascaras (quizas mas
de estas explicadas de forma generalizada).
El
hecho de saber reconocerlas cuando estan usurpando a nuestra verdadera
personalidad es lo que nos permite desenmascarnos y poner a nuestro
Ego en su sitio, es decir, no dejar que tome control de lo que somos
y hacemos.
Nuestro
ego es realmente una voz en nuestra cabeza que toma mil caras distintas,
pero no somos nosotros.
No
lo confundas y aprende a reconocerlo, descubriras todo una fachada que
se cae de repente y que te muestra las cosas desde otra perspectiva.
Todos
los arquetipos se influyen entre sí para definir su status de luz/sombra.
Pearson describe
cinco formas de entender los arquetipos:
-Los
buscadores espirituales pueden concebir a los arquetipos como dioses
o diosas codificados en el inconciente colectivo, a quienes no despreciamos
sin costo ni riesgo.
-Los
académicos y otros racionalistas que, como es típico en ellos, sospechan
de todo lo que tenga un olorcillo místico, pueden concebir los arquetipos
como paradigmas o metáforas que ejercen control, los patrones invisibles
de la mente que controlan cómo experimentamos el mundo.
-Los científicos
pueden considerar que los arquetipos son similares a hologramas y
el proceso de identificarlos es similar a otros procedimientos científicos.
Tal como sucede
con los arquetipos que están tanto dentro como fuera de nosotros (y
en consecuencias son héroes del interior y de más allá de nosotros)
un holograma está contenido en cada una de sus partes.
-Aquellas
personas comprometidas con actitudes religiosas que destacan un Dios
único (y se sienten incómodas ante el politeísmo inherente en cualquier
consideración de dioses y diosas), pueden distinguir la verdad espiritual
del monoteísmo de la verdad pluralista pero psicológica de los arquetipos.
El
Dios al que nos referimos cuando hablamos de un único Dios está más
allá de la capacidad humana para nombrar e imaginar.
Los
arquetipos son algo así como las diferentes fascetas de ese Dios, accesibles
a la capacidad de la psiquis de imaginar realidades numinosas.
-Las personas
interesadas en los procesos de crecimiento humano y el desarrollo,
pueden entender los arquetipos como guías en nuestras travesías.
Cada arquetipo
que ingresa a nuestra vida trae consigo una tarea, una lección y un
don.
Todos los arquetipos
en conjunto nos enseñan cómo vivir. Y lo mejor de todo es que todos
los arquetipos se encuentran en el interior de todos nosotros. Lo
que significa que todos tenemos el potencial humano total como parte
nuestra.
-
Ken Wilber nos dice: "Si, por ejemplo, tengo un problema psicológico
con mi madre, si tengo lo que se llama un complejo materno, es importante
que me dé cuenta de que gran parte de la carga emocional no sólo proviene
de mi propia madre biológica sino también de la Gran Madre, una poderosa
imagen del inconsciente colectivo que es, por así decirlo, la quinta
esencia de todas las madres del mundo.
Es
decir, el psiquismo parece llevar integrada en sí mismo la imagen de
la Gran Madre del mismo modo que también parece estar equipado con las
formas rudimentarias del lenguaje, la percepción y diversas pautas instintivas.
De
este modo, si se reactiva la imagen de la gran Madre, no sólo tendré
que habérmelas con mi propia madre biológica sino también deberé afrontar
miles de años de experiencia materna."(1)
- Joseph Campbell
(2) señala que la situación perturbada de la sociedad occidental en
los últimos tiempos bien podría deberse al descrédito progresivo en
que han caído las mitologías y a la racionalización sufrida por ellas,
con lo cual las imágenes simbólicas se refugian en su lugar de origen:
el inconsciente, y el individuo aislado ha de enfrentarse a los dilemas
que en un tiempo resolvían satisfactoriamente los sistemas mitológicos
colectivos.
Todos
somos actores representando un guíon.
La
vida es la obra de teatro o película.
El
personaje que representamos es un arquetipo.
¿Es
usted un amante, un bienhechor, un guerrero, un gobernante, un mago,
un inocente, un buscador, un bufón, un creador, un destructor, un sabio
o un huérfano?
Si
lo descubre entenderá lo que ocurre en su vida y cómo cambiar.