La
experiencia ha demostrado que cuando aceptas la realidad tal como es,
se produce un cambio interno que te libera del sufrimiento.
Mientras
que la no aceptación de las situaciones, o de las personas tal
como son, conduce a la lucha para tratar de cambiarlas, y en este empeño,
lo único que puedes conseguir es aumentar tu cuota de frustración.
Ten
en cuenta que, a mayor terquedad y rebeldía, más intensa y traumática
será tu experiencia de fracaso.
Tu presencia acá en la Tierra tiene un solo propósito:
aprender
a estabilizarte en la frecuencia de la felicidad interna, independientemente
de lo que suceda en la realidad externa.
Cada
situación que se te presenta ha sido diseñada con la mira puesta en
ese aprendizaje.
Si
tu mente se enfoca en oposición y rechazo, cuenta con que tendrás que
vivir la experiencia completa, hasta superarla.
Mientras
que si aceptas de antemano aquello que crees que te puede causar sufrimiento,
no será necesaria la vivencia, porque has invalidado su razón de ser,
ya que nada tendrá para enseñarte.
El primer paso para disolver y transformar una posible condición
indeseable es la aceptación.
Pero
si ya tus peores miedos han creado tu realidad presente, y ahora deseas
que se disuelva esa experiencia, es necesario que te enfoques en descubrir
cuál es la correspondencia que creaste para obtener esos resultados,
y además hagas los ajustes necesarios en el mundo de las causas.
Solo
así podrás completar tu aprendizaje, liberarte del sufrimiento y trascender
a una realidad más satisfactoria, creando nuevas oportunidades.
Para facilitar tu comprensión pondremos un ejemplo: cierta persona
recibe dineros ilícitos, o no paga las deudas que contrae (acción en
el mundo de las causas).
Un
día su mundo se viene abajo porque otro fulano lo estafa, o es víctima
de un atraco, situación que le ocasiona pérdidas cuantiosas, que afectan
su patrimonio y su futuro (la cosecha que recibe como resultado).
Una vez que los resultados se manifiesten, de nada servirá a este fulano
lamentarse y sufrir.
Su
única opción, para trascender su nivel de miseria, es aceptar la lección,
y preguntarse ¿qué he hecho para merecer esta experiencia?
Una
vez que comprenda cuál fue su error, en el mundo de las causas, y lo
corrija adecuadamente, el aprendizaje estará completo y su realidad
cambiará para procurarle una situación más favorable.
Si
él, en primer lugar hubiera sido estricto en la forma de obtener o manejar
sus recursos, nunca hubiera atraído la presencia del deshonesto, o del
atracador de turno.
Hay hechos que podemos cambiar, pero hay otros que son inmodificables.
Cuando
no está en mis manos alterar una situación es porque hace parte de la
pedagogía divina, diseñada para mi aprendizaje.
Es
obvio que si te colocas en posición de no aceptación a la voluntad de
la consciencia creadora, el camino que escoges estará bloqueado por
el sufrimiento y el fracaso.
Pero tampoco la vida se trata de la inacción total y de la inercia,
pues ese sería el extremo opuesto donde tampoco existe la sabiduría.
¿Cómo
sé, si lo que hago está de acuerdo al plan divino?
O,
¿si mi propósito va en oposición a la voluntad de la consciencia creadora?
Simplemente pregunto a la vida, si tengo el apoyo del universo, cada
detalle debe fluir y encajar en forma perfecta.
Por
ejemplo: si deseo comprar un apartamento, a modo de pregunta inicio
la acción de buscarlo y averiguar las condiciones para adquirirlo.
Si
el dinero fluye, mi esposa acepta el cambio, las condiciones que pone
el vendedor son favorables y me siento bien en el sitio donde pienso
mudarme etc., quiere decir que el universo me apoya y puedo proceder
a la compra del apartamento.
Si por el contrario, inicio la acción, pero nada fluye, sino que a cada
paso encuentro diversos inconvenientes que atrancan mi propósito; entonces
la respuesta es negativa: no te corresponde comprar ese apartamento.
Sin
embargo es permitido, por ley universal, que preguntes no menos de tres
veces, y no más de siete.
Si
en el séptimo intento todavía el camino está bloqueado, lo indicado
es que desistas. Permanece donde estás, y trabaja un poco más la aceptación
y la comprensión de esa experiencia que ahora vives, todavía no superada.
Si deseas transitar por el camino del sabio, tu pregunta clave es: ¿qué
necesito aprender de la realidad que estoy viviendo?
Si
tu actitud es la de enfocarte en luchar contra aquello que la vida te
da, comprende que estarás rechazando tus mejores oportunidades de superación
y aprendizaje, y además vivirás estancado en las arenas movedizas del
dolor y del fracaso.