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El Temor al Abandono y la Relación de Pareja

por Myriam Delfini

 

 

 

 

Allá por 1982 cuando cursaba la carrera de enfermería profesional en el hospital Italiano tuve mi primer ¨Darme Cuenta¨ acerca del tema del abandono.


Teníamos la materia Psicología y yo le pido a la profesora un turno para una consulta. Sentía que ya estaba nuevamente con ganas de abandonar en este caso la carrera.


Después de unas sesiones me doy cuenta que abandono para evitar el dolor de ser abandonada, recreando de alguna manera el abandono de mi padre cuando se separa de mi madre y con el tiempo se marcha a vivir al extranjero.


Desde mi inconsciente el sistema funcionaba perfectamente en automático así dejaba algún novio, algún trabajo, algún estudio, etc.


La terapia me sirvió solo para Darme Cuenta pero No para realizar algún cambio, ya tenia la excusa pero faltaría mucho tiempo para Sanar este viejo DOLOR.

 

En 1995 y a través de la Gestalt logro Darme Cuenta que el abandono puede suceder y forma parte de la vida, no significa que yo misma me abandone. Bueno un pasito mas …


Y recién con mi propia formación como facilitadora gestaltica en los trabajos de Sanación de mi Niña Interior comienzo a poner las manos en la masa (en mi viejo y antiguo dolor).


Es allí donde comienzo a encontrarme con esta pequeña niña tan abandonada por mi misma, al principio solo la veía sufrir pero no podía hacer nada hasta que luego de algún tiempo pude convertirme en su mejor amiga como adulta.


Me comprometí asistirla, mirarla, reconocerla, valorarla, darle confianza, a permitirle que sea sensible, darle el tiempo para el juego y la diversión que tanto le gusta.

 

Reconozco por mi propia historia que este mecanismo para evitar sentir Dolor, a lo largo de mi vida me llevo a perder personas queridas y que realmente me interesaban pero el MIEDO A SENTIR EL DOLOR era tan grande que pudo más que el amor.


Mi propia sanación desde la Terapia Gestalt es lo que me impulsa a facilitarles este mismo trabajo a otros, como si se tratará solo de alumbrar el camino para que el consultante solo se DE CUENTA de lo que trata de evitar o de lo que hace para contactar.

 

Para que se convierta en un observador de si mismo.

 

Para que pueda darle espacio en su corazón a lo que le duele en lugar de reprimirlo.

 

Nuestros miedos y dolores corrompen nuestro SER, dañan nuestras relaciones especialmente la pareja por eso escribo este informe, para que una vez mas puede facilitarte un DARTE CUENTA.

 

Estos días he estado compartiendo con algunas amigas este tema, lo que representa el miedo en la relación de pareja, muchas incluso han llegado a preguntarse, miedo a que?...


No todos los miedos suelen ser iguales, ni tienen la misma intensidad.

 

Algunas personas tienen miedo a enfrentar el fracaso de la relación, otras a la responsabilidad de los hijos, a no ser capaces económicamente de salir adelante, en fin podríamos enumerar una larga lista y quizás resumirla en uno solo, "Miedo al Abandono".

 

El miedo a ser abandonado o dejado es un condición humana.

Es un proceso que se vive muy temprano en la infancia, cuando somos seres dependientes y con grandes necesidades de la presencia de los adultos, principalmente la madre.

 

Si esta desparece por algún tiempo, caemos en pánico y nos sentimos abandonados.

 

En la infancia es un temor entendible.

 

Pero resulta que ahora tengo veinte, treinta, cuarenta o cincuenta y tantos años y sigo viviendo con un gran miedo a ser abandonado.

 

Para que no me abandones, entonces, soy capaz de hacer lo que sea para que no te vayas, para que permanezcas conmigo, para que siempre me necesites.

 

Estoy dispuesto a hacer, decir, vivir como tu quieres, pero por favor, no te muevas de mi lado.


- O por miedo al abandono me adelanto y abandono yo primero.

 

 

En el primer caso, caemos en una serie de estrategias de manipulación, por supuesto, de manera inconsciente, que se traduce en conductas como:

 


- Cedo mis necesidades para que te des cuenta de lo importante que eres para mí. Al necesitarme no me vas a abandonar.


- Estoy dispuesto a darte gusto en todos tus caprichos, a pesar de mí mismo, pero quédate junto a mí toda la vida.


- Prefiero no decirte lo que me molesta, me irrita, me enoja o me asusta para que creas, que soy una persona muy bondadosa contigo. Así siempre querrás tener presencia en mi vida.


- Te chantajeo con todo lo que te doy y te llevo un recuento, para que veas que la cuenta de lo que me debes es muy grande, así no podrás irte, la deuda es demasiado grande.


Evidentemente para que exista una manipulación de esta naturaleza se necesitan dos y para llegar a estas situaciones, también.

 

Pero una cosa es tener temor al abandono, y otra muy distinta, vivir llenos de desconfianza y turbación en lo referente a nuestra relación de pareja.

 


El abandono está en relación directa con la sensación de desamparo.

 

El abandono no solo es físico, también existe el abandono amoroso, el abandono intelectual, el abandono de intereses, el abandono de nosotros mismos.


Sin embargo, cuando tenemos una pareja a la que amamos demasiado; pero que al mismo tiempo nos sentimos solos, sin apoyo, fuera de su compañía y de su afecto, entonces ese sentimiento de aislamiento nos carcome .

 

Ya que el abandono de la compañía, de la mirada, de la atención, y el aprecio por parte de nuestra pareja, se ha ido, y al parecer, para siempre y desde hace tiempo.

 


Cuando alguno de los integrantes de la pareja, decide ya no estar en la relación sea consciente o inconscientemente, deja al otro en un estado de vulnerabilidad tal, que no se acierta a comprender; el desamparo se revela como cómplice asustado.


¿Cómo crees tu que se puede superar este tipo de miedo que pareciera no tener razón de ser?


¿Cómo se le puede hacer ver a una persona que depende emocionalmente de otra, que tiene la capacidad de ser autodependiente y que el miedo puede vencerse, porque solo es una idea que crece en su mente y ella la puede manejar si puede Darse Cuenta de su mecanismo?


El temor a la soledad y el abandono distorsiona las relaciones, de tal manera que con frecuencia las personas no saben si actúan por amor o por miedo.


Todos esperamos que nuestra pareja sea relativamente estable e incuestionablemente fiel.

De hecho , la mayoría de las personas no soportarían una relación fluctuante y poco confiable , y no sólo por principios sino por salud mental.

Por donde se mire, una relación incierta es insostenible y angustiante.

Anhelar una vida de pareja estable no implica apego , pero volverse obsesivo ante la posibilidad de una ruptura si.


En ciertos individuos la búsqueda está asociada a un profundo temor al abandono y a una hipersensibilidad al rechazo afectivo. La confiabilidad se convierte para ellos en una necesidad compulsiva para aliviar el miedo anticipatorio a la carencia.

 

 


No importa que la esposa sea mala amante , pésima ama de casa , regular mamá o poco tierna: "pero es confiable, sé que jamás me abandonará".

 

El marido puede ser frío , mujeriego agresivo y mal padre , pero si es un hombre "estable", constante y predecible y perseverante en la relación queda eximido de toda culpa: "no importa lo que haga, me da la garantía de que siempre estará conmigo".

 


La historia afectiva de estas personas está marcada por despechos infidelidades , rechazos , perdidas o renuncias amorosas que no han podido ser procesadas adecuadamente.

 

Más allá de cualquier argumento lo primordial para el apego a la estabilidad , confiabilidad es impedir otra deserción afectiva :" prefiero un mal matrimonio a una buena separación ".

 

El objetivo es mantener la unión afectiva a cualquier costo y que la historia no vuelva a repetirse.

 

Ante el abandono sea del tipo que s

 

Por más doloroso que parezca cuando la pareja ha decidió no estar más afectivamente con nosotros requerimos estar atentos a nuestras vidas.


Al ser abandonados nos deja una sensación de vacío en el alma.

Pero perder la dignidad, rogar y estar empecinados en que nuestra relación de pareja se quede con nosotros, entonces, es mejor aceptar y buscar Recuperar la Confianza en el Amor y en nosotros mismos.


En relaciones muy deterioradas ante la amenaza del abandono podemos caer en chantajes de muerte, de agresión y de indignación.

 

Nadie puede forzar el amor del otro, tampoco podemos esperar años y años a que nuestra pareja vuelva.

 

Aceptar y transitar un proceso de duelo es lo deseable.


Pese a todos nuestros temores y miedos, aún con mayor razón, necesitamos recuperarnos y estar atentos a nuestro SANACION.

 

Dejar de poner el foco de atención en nuestra pareja y su abandono y empezar a atendernos a nosotros mismos, porque el primer abandono es el que nosotros hemos hecho con nosotros mismos.


Dejar de vivir como víctimas y hacernos RESPONSABLE del cuidado de nuestra persona porque nos hemos olvidado tanto de nuestro propio SER, por tanto, iniciemos de nuevo la atención hacia nosotros mismos.

 


Se puede perder el amor, se puede perder a la pareja, se puede perder la relación, pero lo que no se puede perder, es la dignidad personal.

 


Tocar el abandono amando a nuestra pareja es una experiencia desgarradora y traumática, lleva tiempo asimilarlo, es una pérdida, es un duelo, y por tanto, tenemos que transitar esos caminos del luto y del dolor.

 

Las heridas se curan con el tiempo con el proceso de aceptación.

 

 


Como dice Osho ¨El dolor forma parte de la vida, el sufrimiento es opcional¨

 

 

Después de un tiempo llega la calma, la paz, la tranquilidad y las ganas de reiniciar una nueva vida.

 

Pero mientras tanto, tenemos que recorrer y develar los pasos de la separación.


El abandono es un riesgo del amor, como el desamor, los celos, la infidelidad. Sólo por el hecho de amar necesitamos hacer frente a estas situaciones que siempre se presentan en el Amor.

 

Cuando uno mismo se deja paralizar por el miedo al abandono debe de poner en práctica un sentimiento de confianza en el otro que es fácil de ejercitar si pensamos que el otro también puede tener el mismo temor.

 

 

En última instancia, el amor es un acto de fe y de confianza extrema que requiere reciprocidad y empatía.

 

Ingredientes fundamentales en el seno del amor pero también de la amistad. Pero es verdad que a veces al ser humano le cuesta abandonar los límites de la individualidad.

 

Entre el miedo a la invasión y el miedo al abandono:

 

Es una constante, en nuestra sociedad, que se hable de un miedo al compromiso en la pareja. Tanto los hombres como las mujeres construyen vínculos livianos que se disuelven en el tiempo.

 

¿Qué hay detrás de este miedo?

 

El miedo al compromiso tiene como fondo el miedo a la entrega, el miedo al amor y sus implicancias.

 

Es muy difícil entregarse verdaderamente, puede haber una pareja o un matrimonio de años y, sin embargo, puede no haber entrega.

 

Cuando nos entregamos estamos en carne viva, sentimos intensamente y nos acercamos al más preciado tesoro: ser queridos incondicionalmente.

 


El llegar al bienestar de la intensa conexión que da la verdadera entrega, inaugura la posibilidad de la pérdida de ese bienestar y así aparece el miedo.

 

Este temor se representa en dos miedos básicos que aparecen en las relaciones íntimas, el miedo al abandono y el miedo a la invasión.

 

Son temores que traemos desde nuestras primeras relaciones significativas y que la vida de pareja actualiza y aviva.


Es interesante observar la dinámica de la pareja cuando uno de ellos sufre el miedo a al invasión y el otro sufre el miedo al abandono.

 

La situación más conocida (aunque bien puede darse al revés) es aquella donde la mujer sufre el miedo al abandono y el hombre el miedo a la invasión.

 

En este caso la mujer, que abriga el temor a ser abandonada, se cubre de esa posibilidad mediante la acción, despliega estrategias de acercamiento y cercamiento que supuestamente evitan el abandono.

 

Ese movimiento de acercamiento hace que el hombre se sienta invadido golpeando justamente en su miedo básico y se genera un alejamiento preventivo que realimenta la sensación de abandono cerrando el círculo vicioso.

 

Es importante observar que detrás de todos estos movimientos hay miedo al dolor.


Cuando se intenta poseer, prevenir o directamente invadir no hay entrega verdadera al otro, hay entrega cuando se acepta lo que hay.

 

Naturalmente podemos elegir irnos si no nos gusta o si no nos alcanza lo que hay, pero existe verdadera aceptación cuando el corazón le dice sí al otro tal cual es.

 

El miedo a la invasión, por su lado, es el miedo a dejar de ser uno mismo, hay una necesidad tan grande de satisfacer al otro que se posterga el propio deseo.

 

Esta es una situación típica en los hombres que necesitan proveer, satisfacer y hacerse cargo del bienestar del otro.

 

La figura del hombre proveedor, capaz de proveer desde los bienes materiales hasta la felicidad, está muy arraigada en nuestra sociedad.

 

Y la preocupación por satisfacer el deseo del otro puede invadir de tal manera que dejemos de ser nosotros mismos.

Entonces, ¿La aceptación del otro es el ingrediente más importante para asumir un compromiso y hacer un camino de felicidad?


Si tomamos lo que hay, si aceptamos lo que sucede con dignidad, sin pelear confiando que algún sentido tiene, podemos disfrutar, aprender, fluir. Aceptar no significa esconder lo que me disgusta del otro.


Nada nos causa en la vida mayor felicidad que ser aceptados tal cual somos y que cada uno de nosotros merezca ser aceptado tal cual es.


No aceptar al otro es un trabajo inútil porque el otro es quien es, lo aceptemos o no.


El no aceptar nos lleva al enojo, frialdad y alejamiento ya que lo que hay detrás es desvalorización.

 

El punto es que también queremos imponer nuestra manera de ser porque “es mejor”, apoyados en nuestras razones.


¿Cuánto puede durar una relación basada en la desvalorización del otro?

 

Esto empieza con un estado de enamoramiento que complica el punto de partida.


Sucede que a veces tenemos tanta ansia de amor que vemos en el otro la persona que ansiamos y no a quien realmente es.

 

Con el tiempo descubrimos al otro real y caemos en la cuenta que nos habíamos enamorado de nuestra propia proyección.

 

A veces inventamos el amor y luego sufrimos porque se cae la fantasía.


Lo que pasa es que después de un tiempo la otra persona se empieza a mostrar tal cual es y eso no coincide con nuestras ideas. Allí comienzan los conflictos.

 

¿Hay alguna esperanza de recomponer el vínculo o cada uno por su lado?


La cuestión más importante es Darse Cuenta si podemos amar a ese que vemos o si quedamos pegados a nuestro ideal.


Aquí realmente puede empezar el amor, una vez que Aceptamos al otro y nos damos cuenta si lo amamos así como es.


De esta manera el fin del enamoramiento podríamos tomarlo más constructivamente ya que puede ser la puerta del amor.

 

La des-ilusión, en este sentido, es una gran cosa.

Cuando no estamos tomados por una ilusión, es decir por una idea de lo que el otro es, comienza la real posibilidad de que el amor suceda, porque el amor solo se da entre dos personas de carne y hueso y no entre dos ilusiones.

El amor da trabajo, porque no se construye de ilusiones o de sometimientos. Solo es posible entre dos seres únicos y por lo tanto diferentes.


Aunque te amo, te abandono:

 

La relación en pareja, como toda relación humana, se encuentra sujeta a conflictos que es necesario resolver.

No existe ninguna relación en pareja perfecta.

Se requiere de compromiso e interés para lograr tomar el mejor partido de la misma y que ambos integrantes logren sortear sus diferencias para que dicha relación sea gratificante para los dos.


Sin embargo, existen relaciones que han llegado a un grado alto de deterioro en sus formas y maneras de relacionarse.

 

El amor se ha tornado irracional.

 

El maltrato y las humillaciones no se han dejado esperar.

 

Además la indiferencia y el desánimo, dominan el cuadro afectivo. ¡Tan distantes uno del otro!

 

El ambiente estresante irrita más el comportamiento de los dos miembros de la pareja.


Relaciones enfermizas, tóxicas, desbordantes.

 

Vínculos traicionados, promesas incumplidas, sentimientos pisoteados y atropellos psicológicos.

 

Y sin embargo, las personas que sostienen estos lazos de unión, se preguntan una y otra vez:


¿Me conviene abandonar la relación?


¿Será lo más conveniente la separación?


¿Hasta dónde amarte aunque nuestra relación sea destructiva?


Los miedos y los cuestionamientos no se dejan esperar.

Pero una cosa es amar a la pareja, y otra muy distinta, la manera en que mi pareja y yo nos relacionamos.

 

Aunque te amo, te abandono: es un acto valiente que permite cobrar conciencia sobre la estima propia y el amor personal.

 

Aunque te amo, te abandono: es el coraje que te lleva a actuar y a realizar un acto de supervivencia personal.

 

Aunque te amo, te abandono: es el reconocimiento del gran dolor y sufrimiento en la relación de pareja y el límite de una autoestima personal.

 

Aunque te amo, te abandono: se refiere al rompimiento de la vida en pareja, a pesar de mi amor por ti. Te abandono en contra de mi voluntad, pues aunque tu amor es el motor de mi vida también se ha convertido en el de mi propia destrucción.

 


Abandonar amando a la pareja, es una decisión difícil de afrontar. En realidad, no se renuncia al amor sino a la relación.

Pero aunque parezca que son vivencias juntas, no son del todo iguales.

El dolor de cualquier manera estará presente con él o sin ella.

Pero la ausencia del otro en situaciones destructivas, permite tomar distancia del asunto y repensar la relación y la condición de la misma.


Sólo aquellas personas que se aman lo suficiente a sí mismas y saben que no merecen una vida de pareja destructiva son capaces de dar el paso.

 

No digo que no les duela, no digo que sea fácil, solo quiero explicar que su amor propio es mayor aunque les cueste trabajo recuperarse, aceptan el reto llenas de dolor y sufrimiento.


Evidentemente se requiere, en primer lugar honestidad; reconocer que debemos abandonar por amor.

 

En segundo término, decisión; tomar la determinación de abandonar, a pesar del dolor y la amargura.

 

Y en tercer punto sostenerse y aprender de la experiencia.


Aunque te amo, te abandono: y te dejo, no porque no te quiera, sino porque no me conviene tu amor destructivo, tóxico, controlador, limitante o asfixiante.

Aunque te amo, te abandono: ya que en esta relación he llegado a sentir sentimientos que me denigran, además de que lejos de crecer me estanco a tu lado. No logro desarrollar todo mi potencial sin sentir tu envidia, tus celos, tu desconfianza.

Aunque te amo, te abandono: porque sí no me voy, entonces me estaría abandonando y traicionando a mí como persona. Por eso y otras cosas más, aunque te amo, te abandono.


El amor no es todo en las relaciones de pareja, también se requiere comprensión, empatía, interés, sentido de realización, afinidad, compartir, respeto, comunión y una sensación de confirmación de ser importante para el otro.

 

Necesitamos sentir que nuestro crecimiento al lado de esa pareja sustancial a nuestro proyecto de vida…


De lo contrario, cuando solo el dolor, el sufrimiento, la amargura, angustia y la aflicción interna son las constantes de mi sentimientos en esa relación, tal vez, sea mejor decir:

Aunque te amo, te abandono

 

 

 

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Diplomado en Inteligencia Emocional y el Cutivo  de la Mente

 

 

 

 

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